El “futuro 100% eléctrico” aún llegará, pero no a la velocidad que mucha gente predijo: un nuevo retrato del mercado muestra que más compradores están desistiendo de los vehículos eléctricos (VE) y regresando a autos de gasolina, en un movimiento que puede redefinir precios, oferta y hasta lo que las automotrices fabricarán en los próximos años.

El Efecto Rebote: Por Qué la Gasolina Volvió a Parecer la Opción “Segura”
En los últimos años, el coche eléctrico se convirtió en sinónimo de modernidad, economía y conciencia ambiental. Pero, en el mundo real, la compra de un coche rara vez se guía solo por ideales. Está guiada por riesgo percibido: “¿podré usarlo?”, “¿podré revenderlo?”, “¿me dejará a pie?”, “¿cuánto costará realmente?”. Y es ahí donde el mercado empezó a cambiar de humor.
Una investigación internacional reciente de EY (Ernst & Young), citada por medios como Reuters, señala un giro claro en la intención de compra: cerca de la mitad de los consumidores que piensan comprar un coche nuevo o usado en los próximos 24 meses dicen que quieren un modelo con motor de combustión. Este número aumentó significativamente respecto al año anterior, mientras que la intención de comprar eléctricos de batería retrocedió a un nivel minoritario. La preferencia por híbridos también perdió tracción en ese período.
Traducido para el conductor común: el entusiasmo existe, pero la decisión final se está volviendo más conservadora. En lugar de “ser pionero”, mucha gente prefiere “no ser conejillo de indias”.
Palabras clave que explican este comportamiento (y que dominan las búsquedas): precio del coche eléctrico, autonomía real, infraestructura de recarga, depreciación, costo de la batería y valor de reventa.
Este movimiento no es solo emocional. Está alimentado por tres fuerzas objetivas:
- Políticas públicas cambiando en el camino: cuando reglas e incentivos oscilan, el consumidor siente inestabilidad.
- Economía ajustada y crédito caro: si el financiamiento pesa, el comprador tiende a ir por el “camino conocido”.
- Uso real vs promesa: el conductor urbano puede amar los VE, pero quien toma carretera, vive en edificio sin toma o depende del coche para trabajar calcula diferente.
Para quienes gustan de mecánica y durabilidad, también existe un factor silencioso: la percepción (correcta o no) de que el motor de combustión es “reparable en cualquier esquina”, mientras que el eléctrico parece depender de red autorizada, pieza cara y disponibilidad de componentes. Curiosamente, este razonamiento convive con la realidad de que muchos problemas de coches de combustión vienen del mantenimiento negligente. Si quieres ver cómo errores simples se convierten en grandes pérdidas, vale leer Errores de mantenimiento que están haciendo rico a tu mecánico y poniendo en riesgo tu seguridad.
Qué Está Frenando Los EVs E Híbridos: Las 7 Dolorosas Que el Comprador No Perdona
Cuando el mercado desacelera, no es porque las personas “odian la tecnología”. Es porque el paquete completo todavía no cierra para mucha gente. A continuación, los principales motivos que aparecen con frecuencia en análisis sectoriales, conversaciones en concesionarias y comportamientos de búsqueda.
1) Precio Total: El “Costo Por Mes” Se Convirtió en El Juez Final
Incluso con bajadas de precios en algunos mercados, el eléctrico muchas veces sigue siendo más caro de entrada. Y el comprador medio no compra “auto”: compra cuota. Si la cuota del VE supera el límite psicológico, la venta muere allí.
2) Recarga: No Es Solo Tener Cargador, Es Tener Cargador en el Momento Cierto
El mapa de cargadores creció, pero el problema es la previsibilidad: fila, cargador fuera de servicio, menor potencia de la anunciada, diferentes aplicaciones. Para quien conduce mucho, la sensación de “dependencia” pesa más que el beneficio de kWh barato.
3) Autonomía Real: El Mundo No Es Laboratorio
Aire acondicionado, tráfico pesado, velocidad en la autopista, subidas y temperatura ambiente cambian todo. Cuando el comprador percibe que la autonomía “de catálogo” no es la misma del día a día, surge la famosa ansiedad de autonomía.
4) Depreciación Y Reventa: El Miedo Al “Teléfono Viejo” Sobre Ruedas
Una parte del público ve el VE como electrónica de consumo: cada dos años sale una batería mejor, una recarga más rápida, más autonomía. Esto genera temor a comprar hoy y perder valor mañana. Y, en varios mercados, la depreciación de algunos eléctricos realmente se volvió noticia.
5) Geopolítica Y Cadena De Suministro: El Comprador Está Más “Listo”
El estudio citado indica que una parte relevante de interesados en VE está reconsiderando o retrasando la compra por eventos geopolíticos. Esto se conecta con un miedo simple: “¿faltará pieza?”, “¿faltará batería?”, “¿aumentará de precio?”
6) Híbridos También Sienten La Presión
El híbrido suele verse como el punto intermedio perfecto: sin toma (o con toma, en el caso de PHEV), menor consumo y menos riesgo. Pero también puede sufrir por precio alto, mantenimiento más complejo y dudas sobre qué tecnología “ganará”. Sin embargo, algunos híbridos crearon una propuesta diferente: conducir como eléctrico sin necesidad de toma. Para entender por qué esto está ganando espacio, mira NISSAN QASHQAI E-POWER 2025: El SUV híbrido que conduce como eléctrico sin necesidad de toma.
7) El Comprador Descubrió Que “Mantenimiento Barato” Depende De Cómo Cuida
En coche de combustión, existe un abismo entre un coche bien cuidado y uno mal cuidado. En muchos casos, ruidos, fallas y gastos recurrentes nacen de negligencia, no del diseño del coche. Ejemplo clásico: decisiones erradas en componentes simples pueden originar una cascada de fallos. Si te gusta lo técnico, entiende por qué algunos motores usan soluciones para reducir ruido y desgaste en Tuchos Hidráulicos: Por qué Algunos Motores Usan Esa Tecnología y Cómo Hace Tu Coche Más Silencioso.
Qué Cambia Para Las Montadoras
Cuando la intención del consumidor cambia, la industria no responde solo con discurso: responde con producto, stock y fábrica. Y aquí es donde el tema se vuelve interesante, porque no hablamos solo de “gusto del público”, sino de un reordenamiento de estrategia global.
En Estados Unidos, decisiones regulatorias más favorables a la combustión pueden reducir la presión por electrificar a toda costa y abrir espacio para más modelos a gasolina y, especialmente, híbridos “más simples”. Esto influye en la oferta productiva y puede afectar a otros mercados.
En Europa, discutir flexibilizar metas (incluyendo espacio para combustión con combustibles sintéticos e híbridos después de 2035) envía una señal potente: el camino puede ser menos lineal de lo que se pensaba. Para la industria, esto es casi una invitación a mantener plataformas de combustión vivas por más tiempo.
¿Y en Brasil? Brasil vive una realidad propia, guiada por tres variables: precio, infraestructura y perfil de uso. Aquí, la transición será “por islas”: eléctricos crecen más donde hay infraestructura e ingresos; híbridos y flex ganan relevancia como puente; y la combustión sigue dominante por escala y costo de entrada.
Además, el consumidor brasileño tiene un comportamiento muy pragmático: acepta novedades pero exige que funcionen en el tráfico, en la carretera y en el mantenimiento. Y hay un detalle poco comentado: muchos conductores no tienen cochera con toma, lo que hace inviables las recargas domésticas para una parte enorme de la flota urbana.
Para quien está por comprar, el escenario se vuelve un juego de timing. La pregunta no es “¿el VE es bueno o malo?”, sino: ¿qué tecnología se ajusta a tu uso y a tu bolsillo ahora?
| Perfil de Uso | Lo Que Tiene Más Sentido Hacer | Principal Riesgo |
|---|---|---|
| Ciudad, recorrido fijo, cochera con toma | Eléctrico de batería | Depreciación y red de recarga en viajes |
| Ciudad + carretera ocasional | Híbrido (HEV) o PHEV | Precio de compra y complejidad |
| Ruta frecuente, interior, poca infraestructura | Combustión (flex/gasolina/diésel) | Costo de combustible y negligencia en mantenimiento |
Un aspecto que casi nadie pone en el centro de la conversación: el coche de combustión todavía está evolucionando. Hay mejoras en eficiencia, emisiones, durabilidad y ruido. Muchas son invisibles para quienes solo siguen “la guerra tecnológica”, pero marcan diferencia en el día a día.
Si quieres una visión más “cruda” de lo que hay detrás de los motores modernos (y por qué algunos duran más que otros), sumérgete en MOTORES AUTOMOTIVOS: La Verdad Brutal Sobre La Guerra Entre Hierro Fundido y Aluminio que Cambió Tu Coche. Este tipo de detalle técnico ayuda a entender por qué mucha gente aún confía en lo que conoce.
Al mismo tiempo, no es error pensar que “eléctrico se acabó”. El mercado se ajusta, no se rinde. Hay señales fuertes de continuidad: nuevos modelos con más autonomía, recarga más rápida, baterías con menor degradación y mejoras en software. Incluso, uno de los mitos más repetidos sobre los VE empieza a desmoronarse: la idea de que “la batería dará problemas rápido”. Datos de estudios y flotas indican tasas de reemplazo bajas en muchos escenarios de uso.
El resultado probable en los próximos años es un mercado más híbrido en el sentido literal: más opciones, menos discurso único. En lugar de una carrera en línea recta hacia el 100% eléctrico, el mundo podría estar entrando en una fase de “multipropulsión”: combustión más eficiente, híbridos con diferentes arquitecturas y eléctricos creciendo donde la infraestructura lo permita.
“La transición a vehículos eléctricos no es un interruptor. Es una negociación continua entre precio, infraestructura, política y confianza del consumidor.”
Para el comprador, esto crea una ventaja: cuando las automotrices compiten por ofrecer más valor por cada real, tú ganas poder de elección. Y, en este momento, el poder está haciendo que muchos vuelvan a la gasolina no por nostalgia, sino por cálculo.

